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Jorge Arturo Flores
La historia chilena nos muestra algunas curiosidades que sirven de reflexión para esta columna. En otras ocasiones hemos hablado de lo paradojal que resulta que los textos históricos valoricen las derrotas y se omitan los triunfos, especialmente en los conflictos bélicos.
Y para reafirmar esto, hablamos del descubrimiento que se está realizando ahora con el combate de Iquique: acaban de descubrir que, paralelo al manido enfrentamiento, existió otro, el de Punta Gruesa, el cual, paradojalmente, fue una gran victoria, tanto , que destruyó el 50% de la flota enemiga.
Ahora está surgiendo. Antes se mantuvo en completo anonimato.
Si de derrotas se trata, nada más ejemplar que los homenajes que se tejen en torno al martirio de La Concepción, donde los soldados chilenos fueron masacrados inmisericorde, no quedando ninguno vivo.
La historia lo hace sobresalir sobre una batalla de similares características, Sangrar (con “r”), con la gran diferencia que en ésta no se perdió.
Es una pincelada en torno a la Guerra del Pacifico.
Cuanto a la Independencia, también hay paño que cortar.
O`Higgins, por ejemplo, ha cobrado estatura de Libertador de nuestro país, obnubilando la actuación de otros próceres tan importantes como él. Verbigracia: José Miguel Carrera, Manuel Rodríguez, Camilo Henríquez y otros. Los historiadores prefieren distinguir la figura de un dictador, que fue utilizado por la Logia Lautarina (formada mayoritariamente por argentinos) y que tuvo que abdicar y exiliarse en Perú.
Merecimientos los tuvo. Ciertamente, pero no actuó solo en la Independencia chilena y existieron otros hombres que contribuyeron tanto o mejor que el primer Capitán General.
Pero, ya lo sabemos, las historias las escriben hombres prejuiciados social y políticamente, legando a las futuras generaciones una visión soterrada y discriminadora de lo que realmente ocurrió.
Hay que corregir esta manía.
¿Cómo?. Difícil se ve la cuestión. Mientras exista en el país diferencias políticas, religiosas y sociales tan acentuadas, el asunto no tiene cómo mejorar ni cambiar. Por ende, cuando se lea la historia de Chile, habrá que preguntar primero que ideología política tiene el historiador….
Ahí sabremos a ciencia cierta como va cargada la mano.
.Publicado en El Litoral de Constitución (Chile)